La coca de Mataró. Éste es el nombre de uno de los más antiguos barcos de Europa, construido en la Edad Media y conservado en el Maritime Museum Prins Hendrik de Rotterdam. Este exvoto (ofrenda a los dioses) fue construido en 1450. Procedía de la ermita de Sant Simó, en el Maresme, pero actualmente se cree que podría proceder de un pequeño templo marinero de Calella. Se desconocen las vicisitudes que hicieron posible que llegara al mercado de arte de EE.UU., donde fue subastado en 1929 y adquirido por un anticuario alemán que la hizo llegar a manos de un millonario holandés quien, finalmente, la dejó en depósito al Museo dónde se conserva actualmente.
Este exvoto representa, más concretamente, una nave de comercio medieval que se identifica con la "coca" del Mar del Norte, un tipo de barco empleado para el transporte de mercancías y tropas por ingleses y normandos en el período que va desde siglo XII hasta principios del siglo XIV. La embarcación contaba con una tripulación de entre cien y ciento cincuenta hombres. Su aparejo era redondo y se calcula que tenía un solo mástil. Todo ello está perfectamente representado en La Coca de Mataró, cuya construcción realizada con minuciosidad y exquisita belleza permite ilustrarse de cómo eran las naves mediterráneas, antecesoras a las del Descubrimiento.
Fue Josep Maria Rovira-Brull, quien conmemoró, en los años ochenta, después del estudio arqueológico realizado al exvoto para confirmar su origen, un objeto tan importante para la historia náutica en una serie de litografías titulada 'Coca siglo XV.' Rovira-Brull plasmaba así en esta litografía las características típicas de su obra: a saber, un surrealismo loco y delirante, un alto contenido social que roza a menudo la sátira, y una técnica impecable que hacen del genial mataroní un artista que merece su sitio entre los grandes surrealistas del siglo pasado.